domingo, 14 de noviembre de 2010

hey aqui de nuevo sin hambre como ya estoy acostumbrando, empiezo a creer que como todo reflejo primario humano puede ser modificado, entonces busco sentimientos reales internos para anclarlos a mis nuevas metas y creencias de esta obsesion

Photobucket
Fendrik se refiere a Santa Anorexia... como a "un viaje a ese extraño país donde sus habitantes sostienen que no hace falta comer para vivir". La voluntad de hierro para sostener que no se trataba de un capricho y para negar la importancia del alimento para vivir parece acercar llamativamente a Catalina de Siena a las jóvenes anoréxicas de fines de nuestro siglo y también pone en evidencia la dificultad de diferenciar nuestra moderna religión diet de los estrictos cánones alimenticios que regían en los conventos medievales , explica en el libro.
Photobucket

"La Iglesia tenía una enorme preocupación por ese estado de privación alimentaria. Las chicas transgredían las normas del ayuno, aquel que servía para purificar el espíritu. La cuestión estaba en el límite. Tanto que la Iglesia temía estados de posesión diabólica.


"La semejanza entre la auténtica religiosa y la poseída por el demonio era muy difícil de establecer, en primer lugar porque ambas acreditaban poderes sobrenaturales y, sobre todo, compartían un lugar común: vivir casi sin alimentarse, con la consiguiente sospecha, cargada de curiosidad y angustia, de clérigos y laicos, de doctos y legos, según las épocas", dice Fendrik.

Esta preocupación existía hasta tal punto que el mismo San Francisco de Asís le pidió a Santa Clara que comiera más, a pesar de que él mismo hacía unos ayunos muy fuertes. La voluntad de hierro para sostener que no se trataba de un capricho y para negar la importancia del alimento para vivir parece acercar llamativamente a Catalina de Siena a las jóvenes anoréxicas de fines de nuestro siglo y también pone en evidencia la dificultad de diferenciar nuestra moderna religión diet de los estrictos cánones alimenticios que regían en los conventos medievales , explica en el libro.

"La Iglesia tenía una enorme preocupación por ese estado de privación alimentaria. Las chicas transgredían las normas del ayuno, aquel que servía para purificar el espíritu. La cuestión estaba en el límite. Tanto que la Iglesia temía estados de posesión diabólica.

"La semejanza entre la auténtica religiosa y la poseída por el demonio era muy difícil de establecer, en primer lugar porque ambas acreditaban poderes sobrenaturales y, sobre todo, compartían un lugar común: vivir casi sin alimentarse, con la consiguiente sospecha, cargada de curiosidad y angustia, de clérigos y laicos, de doctos y legos, según las épocas", dice Fendrik.

Esta preocupación existía hasta tal punto que el mismo San Francisco de Asís le pidió a Santa Clara que comiera más, a pesar de que él mismo hacía unos ayunos muy fuertes. PhotobucketPhotobucketPhotobucketPhotobucketPhotobucket

No hay comentarios:

Publicar un comentario